Sunday, April 3, 2011

El ladron de Orquideas


... lo que es maravilloso, es que cada flor tiene una relacion especial con el insecto que la poliniza, cada orquidea se parece a cierto insecto y atrae a ese insecto. Su doble, su compañero del alma. Lo que mas quiere, es hacerle el amor. Después que el insecto vuela, localiza a otra compañera del alma, le hace el amor y la poliniza. Ni la flor ni el insecto entienden nunca la importancia de sus relaciones. ¿ Cómo puede saber que por su pequeño baile el mundo vive?. Pero es así. Con Hacer lo que fueron diseñados para hacer, sucede algo magico y magnífico. Ellos nos enseñan a vivir. Que el unico barómetro que tienes es tu corazón. Cuando localizas a tu flor, no puedes dejar que nada se interponga...

(Film "El ladrón de Orquideas")



Darwin, la polinizacion de las Orquideas

Cuando uno piensa en orquídeas quizá le vengan a la cabeza imágenes muy exóticas de plantas tropicales, pero lo cierto es que las orquidáceas son una de las familias de plantas vasculares más diversas del globo, con más de 25.000 especies, y muchos botánicos afirman que posiblemente podría tener muchas más superando a sus “competidoras” más cercanas (las compuestas). Viven en todo el mundo excepto desiertos absolutos y regiones boreales, aunque es cierto que están especialmente diversificadas en los trópicos. Simplificando un poco los detalles, la explicación de las miles de variaciones que consiguen sus flores se deben a una alta especialización a la hora de ser polinizadas (precisamente el tema que estudió Darwin). Las orquídeas ahorran energía al producir unas cantidades minúsculas de polen, y como contrapartida han desarrollado mecanismos específicos para atraer a una especie concreta de insecto y que ésta haga el trabajo duro, a veces recurriendo a sofisticados engaños.




Las orquídeas del género Ophrys atraen abejorros macho de determinadas especies con la promesa del sexo: un labelo peludo y abejorroide y feromonas femeninas consiguen el efecto

De esta forma, la interminable variabilidad de las flores de las orquídeas, y el descubrimiento mediante la observación meticulosa de una gran especificidad insecto-flor, hizo que Darwin desarrollara por primera vez el concepto (que no el término) de coevolución, es decir, de suponer que dos especies que son imprescindibles la una a la otra, deben tener además un pasado evolutivo común.




Figura de una Epipactis latifolia como aparece en el libro de Darwin sobre la polinización de orquídeas

El chascarrillo más famoso referido al campo de las orquídeas protagonizado por Darwin es el de la polinización de Anagraecum sesquipedale, una orquídea de Madagascar que tiene un espolón nectario (una receptáculo para el néctar) de hasta casi 30 centímetros de largo. Como Darwin conocía gracias a sus investigaciones que el néctar de la flor tiene como función atraer al insecto polinizador, dedujo que debía existir una mariposa nocturna con una probóscide al menos lo suficientemente larga como para alcanzarlo y así permitir la polinización.

Temo que el lector se harte, pero debo decir unas palabras de Anagraecum sesquipedale, cuyas grandes flores de seis radios, como estrellas de cera blanca como la nieve, han provocado la admiración de los que han viajado a Madagascar. Un nectario verde y con forma de látigo de increíble longitud cuelga bajo el labelo. En varias flores enviadas por Mr. BAteman encontré nectarios de 11 pulgadas y media, con sólo la última pulgada y media llena de un néctar muy dulce. ¿Cabe preguntarse cuál puede ser la función de un nectario tan desproporcionadamente grande? Creo que debemos darnos cuenta de que la fertilización de la planta depende de esta longitud y de que el néctar esté contenido en su extremo inferior. Es, sin embargo, sorprendente que algún insecto sea capaz de alcanzar el néctar: nuestras esfinges inglesas tiene probóscides tan largas como su cuerpo ¡pero en Madagascar deben existir mariposas nocturnas con probóscides capaces de extenderse entre 10 y 11 pulgadas!

Esta predicción de una polilla con una espiritrompa de dos palmos de longitud le valió varias burlas a Darwin dado que nunca se había visto un insecto tan extraordinario, y de hecho en la segunda edición de esta obra él mismo se defendió de las mismas poniendo como ejemplos mariposas brasileñas recién descritas con probóscides tan largas como las supuestas en el caso de Madagascar, pero la mariposa seguía sin aparecer.

Sin embargo, y como no podía ser de otra forma, unos cuarenta años después de la predicción de Darwin se descubrió en Madagascar una esfinge que alcanzaba, con creces, la dotación necesaria para acceder al néctar de Anagraecum y, cual Cenicienta calzándose su zapato, erigirse como polinizador de tan original orquídea. La mariposa fue llamada Xanthopa morganii praedicta recordando la predicción de nuestro amigo Charles.